Historia de Estella-Lizarra
La diversificación del comercio y la expansión agrícola, sin olvidar la riqueza generada a través del camino de peregrinos y una
importante clase artesanal, fueron los generadores del crecimiento durante los siglos XII y XIII. Sin embargo, el siglo siguiente se
vio afectado por numerosos enfrentamientos entre bandos vecinales, legando incluso a determinar la expeditiva ordenanza de que "quien
mate que muera", renovada por varios gobernadores y por el propio rey Carlos II. Este mismo siglo XIV vivió la persecución contra la
importante comunidad judía de la ciudad, la tercera del reino tras Pamplona y Tudela. El día 6 de marzo de 1328, los habitantes de
Estella-Lizarra, exaltados por las prédicas del franciscano fray Pedro de Ollogoyen, aprovechando la muerte y consiguiente vacío de
poder dejado tras la muerte del rey Carlos I el Calvo, atacaron la judería. Prueba de la importancia de la comunidad de Estella-Lizarra,
fue la sanción que el rey Felipe de Evreux, impuso como multa a los responsables de todos los estragos. También la guerra con Castilla
en 1378 daño seriamente la economía ciudadana.
Los conflictos entre bandos siguieron en el siglo XV, siendo ahora dos las facciones enfrentadas, los Ponce y los Learza, polarizando
su enfrentamiento la vida de la ciuad. Más hostilidades con Castilla (1429-1430) y las consecuencias de una guerra civil en Navarra,
provocaron y acentuaro una irrefrenable decadencia de la ciudad sentada en la ribera del Ega, a la que no fue ajena el propio río con
su descomunal crecída del año 1475, que arrasó la mitad del caserío.